Cómo gestionar mejor los residuos con Lean

La metodología Lean ayuda a organizaciones de todos los niveles a ampliar sus negocios reduciendo lo que denomina despilfarros. Lean ayuda a identificar las ineficiencias de los procesos y a eliminarlas para mejorar las operaciones. El resultado es una mejora de la productividad, una reducción de los costes y una mayor satisfacción de los clientes.

Veamos cómo funciona Lean y cómo las empresas pueden utilizar este enfoque para transformar sus operaciones cotidianas.

¿Qué es Lean?

En esencia, Lean es una filosofía, un enfoque estructurado que ayuda a las empresas a identificar los residuos a distintos niveles y a trabajar para eliminarlos sistemáticamente. Es imperativo comprender la naturaleza de este despilfarro. El término se refiere a cualquier ineficiencia en un proceso que consume recursos pero no añade ningún valor a la empresa.

Lean ha tenido efectos de gran alcance. Desde sus orígenes en el Sistema de Producción Toyota, donde revolucionó la fabricación en los años 50, hasta su entrada en la industria del software, donde inspiró el innovador enfoque ágil, Lean ha hecho sentir su poder transformador en todas partes.

Comprender la metodología Lean

Lean comienza con una comprensión profunda de los procesos que añaden valor a una empresa. Esto implica evaluarlos desde el punto de vista de los clientes. También es imperativo comprender el flujo: cómo los procesos fluyen y se sincronizan entre sí. Para ello se utiliza la noción de “pull”, según la cual nada se produce de antemano y sólo se prepara en el momento preciso en que se necesita. Así se reducen los plazos de entrega.

Lean apunta a la mejora continua para alcanzar un estado de perfección. Todas las actividades que no aportan ningún valor al cliente se eliminan y otras se hacen más eficientes en la búsqueda de la perfección. El objetivo es ofrecer el máximo valor al cliente.

Aunque pueda parecer que el lean se centra únicamente en eliminar los residuos de los procesos, el verdadero objetivo es aportar valor al cliente. Lean se centra en la creación de productos y servicios que ofrezcan a los clientes los niveles de valor más altos posibles sin compromisos de ningún tipo.

Clasificación de los tipos de residuos

Un elemento central de la filosofía Lean es la comprensión del despilfarro y de sus distintos tipos. Una vez identificados los distintos tipos de despilfarro, los profesionales del Lean pueden trabajar para eliminarlos de forma sistemática y lo más rápidamente posible.

  • El sobreprocesamiento se considera un despilfarro, ya que se introducen en el proceso más etapas de las realmente necesarias para aportar el valor deseado al cliente.
  • El exceso de procesamiento requiere más pasos de los que se siguen actualmente para ofrecer los niveles de calidad y valor deseados.
  • El movimiento innecesario de personas o recursos es un despilfarro, ya que no aporta ningún valor y, en cambio, genera gastos.
  • Los defectos en los productos se consideran un despilfarro, ya que los hacen inutilizables.
  • La espera también se considera un despilfarro. Esto ocurre cuando un proceso está esperando a que termine otro o está esperando a que se ponga en marcha un equipo.
  • El transporte de herramientas, existencias y otros recursos a grandes distancias también se considera un despilfarro.
  • La sobreproducción es un despilfarro, ya que se fabrican más productos de los imprescindibles. Éstos ocuparán un espacio innecesario para su almacenamiento y también supondrán costes adicionales.
  • La infrautilización de las capacidades y los recursos humanos también es un despilfarro, ya que reduce la productividad y conduce a una gestión deficiente.

Cómo gestionar mejor los residuos

Lean da prioridad a la entrega rápida de productos y servicios. A partir de la comprensión de las necesidades de los clientes, se crean y entregan los productos, y luego se recoge la opinión de los clientes. Los productos se mejoran constantemente para ofrecer más valor en función de las opiniones de los clientes. Esto hace que la empresa sea ágil y flexible.

Un elemento central de Lean es la capacitación de los empleados. La metodología ayuda a los equipos a comprender el valor de su trabajo y les da autonomía para tomar decisiones. Lean promueve una cultura de mejora continua e inspira a los empleados a trabajar para conseguir un mayor valor para los clientes.

Resumen

Lean se centra en las necesidades del cliente y garantiza que todas las etapas de la producción sean dictadas directamente por la voz del cliente. El resultado es una entrega de valor sin precedentes para los usuarios finales. Esto contribuye a la fidelización de los clientes y a unos niveles de retención más elevados, lo que aumenta los beneficios de la empresa. Lean funciona reduciendo todos los desperdicios, que son eficiencias del proceso y no aportan valor al cliente.

La metodología Lean ha encontrado aplicaciones en diversas industrias que van desde la fabricación hasta el desarrollo de software.

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